NO CORRAIS MUCHO QUE LUEGO TOCA ESPERAR

lunes, 15 de octubre de 2012

14-10-12 Aguas Blancas-Bañeras


En esta ocasión nos damos cita 20 compañeros para dar cuenta de una
ruta que habíamos realizado la temporada pasada pero que la mayoría de
compañeros no conocían. La mañana se presenta fresquita, por otro lado
lógico en la estación que estamos.
Partiendo dirección Granada, ruta del colesterol y carretera de
Quéntar llegamos hasta la presa donde hacemos una parada. Luego
continuamos paralelos al pantano por el río Aguas Blancas.
El río es pequeño, con un caudal del que no se podría pensar que
formará la presa de Quéntar que fue inaugurada el 11 de mayo de 1976 y
se encuentra asentada en el cerro de los Bermejales (por donde se
accede al pantano), y el cerro del Castillejo. Su muro tiene una
altura de algo más de 100 metros y posee una capacidad de 13 millones
y medio de metros cúbicos, es una de las dos que abastecen de agua a
la ciudad de Granada. El Aguas Blancas nace en un espacio denominado
Fuente Loca, en el municipio de La Peza y desemboca, tras la presa, en
el río Genil. Desde la cabecera del pantano hasta su nacimiento
conserva la imagen y los ecosistemas de un río de montaña, con
arroyos, cascadas, balsas y espacios arbolados, donde aún se conservan
puntos en los que pervive la auténtica vegetación de ribera, aunque en
la mayor parte del cauce se encuentra alterada por reforestaciones de
pinos y la presencia de alamedas plantadas para dar sombra.
El río Aguas Blancas posee una de las zonas recreativas más agradables
de los alrededores de la ciudad de Granada, en las estribaciones de
Sierra Nevada. Por la carretera entre Granada y Quéntar, pasada la
presa del pantano, a unos tres kilómetros, encontramos un carril a la
izquierda, señalizado, que después de poco más de medio kilómetro nos
lleva a las zonas de recreo y donde encontramos el cauce del Aguas
Blancas en toda su plenitud. Zonas con espacios para barbacoas en las
épocas en las que está permitido hacer fuego en esas instalaciones,
mesas y bancos. En verano se llena de familias que pasan el día junto
al agua y a la sombra de los álamos.
Una vez superada el área recreativa nos abandonan dos compañeros y el
resto asciende para dejarse caer por las bañeras o toboganes que nos
encontramos en una vereda descendente y que durante unos kilómetros
nos hacen sentir como en al montaña rusa con un sube y baja sin parar
muy interesante. De vuelta nuevamente por el margen de la presa y para
casa un poco antes de las dos rebajando el tiempo con respecto al año
pasado en casi media hora.
VIDEOS: video 1 video 2






















Es el perfil de la ruta del año pasado.


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